miércoles, 3 de diciembre de 2008

Pesares

La pesadumbre era tan notoria como la tristeza en la idea de comenzar de nuevo esa desventura, en la que muchos habían perdido la vida. Eso conquistaba el fiel corazón del caballero, al igual que su hermosa idea del amor se desvanecía. La chispa de su ser, se apagaba. La bruja había logrado su cometido. El tiempo transcurría en los destellos del sol. El caballero lloraba. Persuadido por sus lagrimas el viento le dio otra oportunidad de cambiar el trágico fin, mostrándole en una pequeña brisa la crueldad de la bruja, al igual que el trágico destino que acontecería si el renunciaba.
Dudaba que era lo que debía hacer. Aferrarse a un sueño, sin saber si este será realidad; o someterse a la realidad y morir en el campo de batalla intentando lograr ese sueño.
La luna volvia lugubre al bosque, ya era de noche. Era imposible salir de alli, salir al rescate de la princesa. Se dio por vencido por segunda vez.

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