viernes, 2 de agosto de 2019

Comedia


Odio los viernes. Son los días más agotadores de trabajo. Llego a casa y solo pienso en meterme al hidromasaje. La mayoría de la gente aborrece los lunes. Al igual que mis compañeras que no pierden el tiempo para salir de la oficina al terminar el turno. Prefiero quedarme con mis películas y mi hidro. Hoy mi compañera me devolvió una de mis favoritas de terror. Una sin rotulo de origen japonés. Introduzco el cd en la compacta bluray para darle play más tarde y entro al baño desnuda con toalla en mano.
 Me pongo los tapones, bajo a la bañera y aprieto el botón una vez que se llenó por completo de agua. El paraíso esperado. Cierro los ojos, no quiero pensar en nada. Me zambullo en felicidad.
A los pocos minutos el motor se detiene. Pienso que otra vez se averió y abro los ojos para encontrarme en plena oscuridad. Se cortó la luz. Estoy segura de eso. Justo ahora. Me enervo sola pensando que nada podía ser peor para un viernes.
Percibo un sonido desde el salón. El ruido de una puerta que se abre bruscamente. Me quito los tapones para escuchar con más claridad. Alguien entró. Escucho varios murmuros y yo aquí, desnuda. No sé qué hacer. Si salgo podría costarme la vida.
El agua comienza a enfriarse, mi piel se arruga. Me tapo con la toalla y me aproximo a la puerta en puntas de pie. Quizás la oscuridad me haga pasar desapercibida. Piensa que no hay nadie... Tendría que haber traído mi celular.
Otra vez el ruido de la puerta. Escucho algo más. Unas risas. ¿Cuánta gente podría haber entrado? ¿Qué hacen? Es como si se tomaran su tiempo dialogando en pleno robo. ¿Me estarán esperando? 
Quiero llorar y a la vez intento ser valiente. Abro un poco la puerta para espiar afuera. Solo un poco. La luz del pasillo me encandila y cierro abruptamente, haciendo ruido con la cerradura. Seguro me escucharon. Tendré que salir. Tomo la sopapa como única arma que encuentro y me deslizo al living. Hacia las voces. Todas las luces estaban encendidas. Recordé que la lámpara del baño estaba funcionando mal la última semana. El corte de luz termino la vida del foco.
Me mantengo contra la pared. Las voces provenían de la tv apagada. No. La luz del bluray estaba encendida. Tomo el control remoto y prendo la televisión para encontrarme una sitcom emitiendo un episodio directo del cd que me devolvieron. No era la película que presté y no volveré a prestar. No volveré a dejar cds puestos y con temor profundo me repito varias veces, las series de comedia me dan miedo.