sábado, 18 de mayo de 2019

Envidada



Esta noche voy a morir. Lo sé. No me molesta decirlo.

Recuerdo esa madrugada cuando me despertó un ruido. Primero fue una especie de carcajada siniestra y luego unas manos golpeando una mesa. Salí nerviosamente de mi habitación a revisar el living. No encontré la razón del ruido, en cambio noté tres sillas movidas de su lugar y un juego de póker a medio comenzar. No sé si pueda explicar que fue lo que me llevo a sentarme en el lugar del cuarto jugador. Solo seguí la partida como si estuviera dentro y tome las cartas correspondientes. De casualidad me toco una mano ganadora y vencí a esos tres contrincantes fantasmas. Junte las fichas ganadas y me dormí.
Me levante asustado de la hora y salí disparado al trabajo. Con el apuro conduje imprudentemente y termine chocando contra un poste de luz. A pesar de que atravesé con violencia el parabrisas, me enderece ante el asombro de los transeúntes sin rasguño alguno. No podía evitar poner mi vida a prueba nuevamente.. ¿Podría haber estado La Muerte sentada en mi living jugando póker? ¿Quiénes serían los otros dos? Decidí probar con la suerte y fue tal cual. Ganaba todo bingo que participara, toda la lotería, sorteo... Hasta que una décima vez perdí terriblemente. ¿Será que la suerte puso en juego 10 fichas? Intente recordarlo pero ya no me parecía tan importante. El segundo contrincante en la mesa de mi salón fue, sin duda alguna, una especie de dios del clima pero fueron tan pocas monedas que no lo disfrute ni le di tampoco mucha importancia.
Pasaron años y seguí experimentando. Haciéndome famoso como un hombre invencible. Me daba curiosidad la muerte. Fantaseaba con esas monedas, quizás eran cerca de ochenta... En algún momento mi magia desaparecería en pleno acto televisivo y sería una leyenda. Pero al paso del tiempo deje de ser nuevo, de ser importante. Decidí tener una familia. Dejar esto del juego atrás y pensar en una vida tranquila disfrutando el paso de los años. Jamás pensé en que iba a ver a mi hijo jubilarse, conocer a mis tataranietos. Hoy finalmente es el último aniversario de esa noche. Hoy me despido de toda la aventura. Arrugado y habiendo vivido tanto. Les deseo buenas noches.

miércoles, 1 de mayo de 2019

vehemencia
Me enamoré desde la primera vez que la vi. Blanca y refinada, tal vez un poco sombría..
Si la hubieras visto... Me quitaba las ganas de pestañear.
La veía todos los días en el colectivo y sonreía. La quería. Pero soy tan tímido..
Si, ya sé que tuve otras. Reconozco mi prontuario. Desde muy chico admire a las mas altas, mas esculpidas, aunque alguna que otra bajita también me caía bien.
No estoy loco, muchacho. Es así el amor, y el mio es "Relampagoso". Difícil de saciar.
Si lo sabría mi madre.. Siempre quejándose de mi sin entender esta sensación tan única.
Mi primera vez fue a los 15 años, era una noche codiciosa. Fui rápido, conciso, como todo primerizo.
Igual salí victorioso.. Recuerdo que me quede el resto de la noche tirado bajo el árbol que daba con su esquina intentando observarla. Oculto de las llamas de la pasión, absorbido por el amor de ese encuentro.
Siempre fui prudente. Tenia que estar convencido de que era la apropiada.
Muchacho, si vieras como me preparaba. El pelo bien corto, las uñas prolijas, la valija preparada la noche anterior. No necesito un loquero, nunca fui tan irresponsable.
Tuve que conocerla mas, no podía con mis sentimientos. Mi corazón se agitaba como nunca. Su blancuzca inocencia, tan acogedora y agradable. Tenia que descubrirla mas a fondo. Vos sabes.. Toquetearla, ¿Me entiende? Vagar dentro de ella. Pase una noche escondido lo mas cerca que pude para saborearla más sin mucha suerte. Ese fue mi error. Esa ultima noche fui visto y sé, amigo, que me esperaban ustedes. Sabían que seria la noche que la prendería fuego.