domingo, 11 de octubre de 2020

La balada del boludo. Por Isidoro Blastein (notas)

 La balada del boludo. Por Isidoro Blastein.

Romina Sigal

14 de mayo de 2009  · 2 min de lectura  · 

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La balada del boludo. Por Isidoro Blastein. 


Por mirar el otoño Perdía el tren del verano 

Usaba el corazón en la corbata 

Se subia a una nube, 

Cuando todos bajaban.

 

Su madre le decía: No mires las estrellas para abajo 

No mires la lluvia desde arriba 

No camines las calles con la cara, 

No ensucies la camisa; 


No lleves tu corazón bajo la lluvia,que se moja 

No des la espalda al llanto 

No vayas vestido de ventana 

No compres ningún tílburi en desuso. 


Mirá tu primo el recto 

Que duerme por las noches. 

Mirá tu primo el justo 

Que almuerza y se sonrie. 

Mirá tu primo el probo 

Puso un banco en el cielo, 

Tu cuñado el astuto 

Que ahora alquila la lluvia 

Tu otro primo el sagaz 

Que es gerente en la luna.

 

-Tienes razón, mamá- dijo el boludo. 

Y se bebió una rosa. 

-No seré más boludo 

Y se bajó del viento 

-Seré astuto y zahorí. 


Y dio vuelta una estrella para abajo. 

Y se metió en el subte 

Y quedaron las gaviotas. 


Entonces vinieron los parientes ricos 

Y le dijeron: 

-Eres pobre, pero ningún boludo. 

Y el boludo fue ningún boludo, 

Y quemaba en las plazas 

Las hojas que molestan en otoño 


Y llegó fin de mes Cobró su primer sueldo 

Y se compró cinco minutos de boludo 


Entonces vinieron las fuerzas vivas 

Y le dijeron: 

-¡¡¡Has vuelto a ser boludo!!! 

-Boludo -seguirás siendo el mismo boludo de siempre 

-Debes dejar de ser boludo- Boludo 


Y, medio boludo, con esos cinco minutos de boludo

dudaba entre ser ningún boludo 

o seguir siendo boludo para siempre.

 

Dudaba como un boludo. 


Y subió las escaleras para abajo 

Hizo un hoyo en la tierra 

Miraba las estrellas. 


La gente le pisaba la cabeza 

Le gritaba, boludo. 

Y él seguía mirando 

A través de los zapatos 

Como un boludo. 


Entonces Vino un alegre y le dijo: boludo alegre. 

Vino un pobre y le dijo: Pobre boludo. 

Vino un triste y le dijo: Triste boludo. 

Vino un pastor protestante y le dijo: Reverendo boludo. 

Vino un cura catolico y le dijo: Sacrosanto boludo. 

Vino un rabino judío y le dijo: Judío boludo. 

Vino su madre y le dijo: Hijo, no seas boludo. 

Vino una mujer de ojos azules y le dijo: 

Te quiero. 

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