domingo, 11 de octubre de 2020

EL Hombre de los Dados (notas)

 

EL Hombre de los Dados

(...) ¿ Por qué los niños suelen parecernos tan espontáneos, alegres y circunpectos, mietras que los adultos nos mostramos especuladores, angustiados y dispersos? Tenía que ser por la maldita conciencia de poseer un "yo": por ese sentido de la autoconciencia que tanto reivindican los psicólogos. ¿No podría ser que el desarrollo de la autoconciencia fuera normal y natural, pero en modo alguno inevitable ni deseable? ¿Y si fuera algo así como un apéndice psicológico, como un inútil y anacrónico dolor en el costado? ¿O como los colmillos del mastodonte, una carga pesada, inútil y en último término autodestructiva? ¿Y si el sentido de la conciencia de ser alguien representara un error evolutivo, tan desastroso para el ulterior desarrollo de una criatura más compleja como lo era el caparazón para los caracoles y las tortugas? (...)Admitámoslo: los hombres deben tratar de eliminar el error y lograr para sí mismos y para sus hijos la liberación de la conciencia del propio yo. El hombre debe sentirse a gusto dejándose llevar de un papel a otro, de una jerarquía de valores a otra, de una vida a otra. El hombre debe liberarse de las ataduras, de las pautas y de las exigencias de coherencia, con el fin de ser libre para pensar, sentir y crear buscando caminos nuevos. Los hombres llevan demasiado tiempo admirando a Prometeo y a Marte: nuestro dios debe ser Proteo.¿Y por qué no es así de hecho? A la edad de tres o cuatro años, los niños aceptan con la misma facilidad ser buenos o malos, americanos o comunistas, estudiantes o de la pasma. Y sin embargo, a medida que la cultura va moldeándolos, cada niño acaba insistiendo en desempeñar un solo tipo de papel: tiene que ser siempre un buen chico, un mal chico o un rebelde. La capacidad para desempeñar y sentir ambos tipos de papeles se ha perdido. Entonces a comenzado ya a saber quién se espera que sea. El sentimiento de poseer un yo permanente: ah, cuánto desean tanto padres como psicólogos encerrar a los chicos en una jaula definible. Coherencia, pautas, algo a lo que poder ponerle una etiqueta: eso es lo que queremos de nuestro hijo. (...) Las pautas son prostitutas pagadas por los pares. Los adultos ponen las reglas y recompensan las pautas. Las pautas son eso. Y al final acaban en el arroyo (...)

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