viernes, 15 de noviembre de 2019

Television

El dia que los registros civiles cerraron, supe que no habia vuelta atras.  Si queria casarme, debía cruzar la frontera.
Esta vez la televisión no mentía. Nuestra generación se volvió más irresponsable con los compromisos. De momento a otro era claro que las clases sociales se habían dividido.
Te trataban de loco si contabas en una reunión que te habías enamorado. ¿Para que? Te repetían sobre la crisis económica y lo caro que es hoy en día mantener una familia. Tocar tema de viejos, de siglos anteriores, era una pavada.
El jardín de infantes que tantas risas y enseñanzas me ha dejado, cerró. No pasaron dias que lo derrumbaron para hacer un edificio destinado a monoambientes. Las escuelas primarias que quedaban de pie se encontraba en los barrios ricos. Personas con dinero que podrían pagar los colegios privatizados.
Adrian,Mi gran amor, lo conocí en el secundario. Todavía mi generación no portaba un nombre. Pero se veía la inclinación. La lista de alumnos aprobados era pobre. Nadie tenía sueños a futuro. Menos de trabajar.
Hubo protestas. Toque de queda. Costo que los ciudadanos aceptaran primero retrasar la jubilación. Más aún cuando la eliminaron. Los subsidios no daban a basto. Los locales cerraban por falta de vendedores cuando el dueño fallecia. Intentaron muchos programas distintos, sorteos, publicidades para atraer a los jóvenes en los puestos de trabajos que cada vez aumentaban.
Como ayudante en el negocio de mi padre me criticaban mucho. Era objeto de burla. Pero mis padres sabía que era diferente.
Una noche nos encontraron besandonos. Creí que estarían enojados, que me echarian de casa. Por el contrario, lloraron de felicidad. Mi mamá me abrazó después de contarle mi sueño. Su pequeña Silvia se quería casar. Pasamos la noche ideando el plan que duró arduos meses.
Lo primero fue aprender a conducir. Tanto Adrian como yo tomamos clases de manejo. Luego, encontrar un registro civil que aún esté activo. Cruzar la Guardia Fronteriza... Practicamos varias opciones de excusas para justificar nuestras acciones.
Todo fue en vano. La autopista tenia un minimo de autos, solo viejos conducían a sus respectivos trabajos. No habia ningun policia, ni patrullero, ni barricada. No entendíamos que pasaba. Si habíamos visto las redes sociales y solo unos pocos grafitis se conservaban.
El registro civil se encontraba dentro de una casa enrejada. Las ventanas estaban tapadas con madera y ni un solo sonido salia de ahi. Nerviosos, tomados de la mano, tocamos la puerta. Se escucho el ruido que indicaba que debíamos abrirla de un empujón.
Solo para encontrar una habitación llena de infografías. Algunos sobre el daño a la capa de ozono, otros de la sobrepoblación. Temblé al intentar entender lo que sucedía. Nosotros no habiamos tenido la culpa del nuevo sistema, habíamos sido engañados. Todos nosotros nos enfrentabamos a una situación más peligrosa. A un genio malvado que creyo que seria un buen plan sacudirnos a toda la generación echándonos la culpa y acrecentando un sistema de abandono a las relaciones, al trabajo y las responsabilidades.
Grito. Escuchó un disparo que da justo en la sien de Adrian. Lloro y grito que no me maten. Escucho el segundo disparo más cerca.

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