jueves, 21 de noviembre de 2019

Corrió hacia la habitación destruida. Entre los escombros se encontraba la ultima mascara.

Susana no tuvo una vida fácil. Su madre se dedicaba a eliminar cada cosa que olía a pasado. Sin más, la había echado junto a la primera caja de basura en la vereda. 
La primera noche lloró. Ningún vecino la escuchó. Susana reposaba su cara de modo tal que miraba el cielo nocturno. En algún momento de la segunda noche se quedó sin fuerzas. Quizás fue ahí cuando se acercó una persona y la movió para ver el contenido de las bolsas a su alrededor. El sacudón hizo que Susana abriera de nuevo los ojos. 

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