jueves, 26 de septiembre de 2019


Estaba solo, rodeado de una pradera inusual. Pienso en los cigarrillos que fumaria y tomo un diente de león. imagino un fósforo. Se enciende una lumbre sobre la flor. No, no se prende fuego. Mas bien se acomoda como una llama voladora a la cual admiro. La que me hace recordar a un semáforo encendido en rojo y debajo la flor amarilla, el tallo verde. Cuando había tomado finalmente la hoja de clavel, tendría que haber pensado en acabar con el hambre del mundo. Por eso ese dios me odia tanto y me dejo encerrado en este universo eterno.

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