domingo, 14 de julio de 2019

prohibición

Susana salió esa mañana hacia el distrito de mercados. Tenía día libre y pensó en ocuparse en reponer todos los alimentos que necesitaría ese mes. Aparte, podría pasar por los comercios nuevos y quizás encontrar aquello que hace años buscaba. Se tomo el colectivo flotante, chequeo que su cartera estuviera completa y se sentó mirando el usual paisaje gris hasta llegar a destino.
Ni bien se subió al ascensor que la llevaría al centro comercial, un hombre entro junto a ella. No lo quiso mirar, pero los espejos que decoraban el lugar lo hacían inevitable. Era un ex compañero de clases, de cuando aún no se había graduado en tecnología Inter espacial. De cuando aún podía enamorarse.
Sin querer, ella sonrió y se le cambiaron de tono las mejillas. Así, sus ojos se encontraron.
-Creo que te conozco- El musitó.
Si, era el chico con el cual fantaseó largas noches. La razón por la cual no abandono la carrera.
- Fuimos compañeros de clase si no me equivoco. Soy Susana. - Dijo con picardía.
El la observo con atención y, en ese momento, el ascensor hizo un ruido y se detuvo por completo.
Arriba de la botonera había un parlante del cual provino una voz robótica.
-Susana Silverman y Arturo Grown; estarán encerrados aquí hasta que las Fuerzas Supremas decidan qué medidas tomar con ustedes.
Al escuchar esto, Susana se sentó en el piso y se largó a llorar. Entre lágrimas, el maquillaje plástico se le fue desprendiendo. Arturo, al verla angustiada, se sentó junto a ella.
- Perdón. Mil veces perdón -Dijo afligido- Yo también me había enamorado de vos cuando la vida era distinta.
- Tantos años y aun me sonroja verte -Contesto ella entre lágrimas.
-Pensé que ya no te volvería a ver nunca más, cuando me instalaron el chip -Respondió él.
-Yo también lo tengo. Por eso nos encontró el monitor. Quería vivir el resto de mi vida pensando que solo me enamore de un hombre que nunca me correspondió.
- Si te correspondía, pero tenía miedo de ser reprendido por las autoridades. En fin, aquí estamos: encerrados, esperando nuestro juicio. -Saco su cigarrillo electrónico y dio unas bocanadas.
La voz robótica hablo nuevamente:
-Revisamos sus memorias. La antigüedad de las circunstancias hace que prescriban los métodos actuales de castigo. En consecuencia, se procederá a borrarles el intervalo de memoria que contiene la información del momento en que se conocieron.
Rápidamente, Arturo besó Susana pensando que así nunca la olvidaría. Ella respondió acariciándole el cabello dulcemente, deseando que las cosas fueran diferentes.
Pocos segundos pasaron y una luz ilumino todo el lugar. Luego, el ascensor hizo unos ruidos y retomó su curso con total normalidad.
Sintiéndose incomoda, ella se levantó apartando la vista del hombre, saco su kit de maquillaje y se acondiciono su cara plástica. Él se levantó confundido, guardo su cigarrillo y miro la hora. No quería que se le hiciera tarde, tenía que hacer compras e ir a encontrar eso que hace años buscaba.

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