lunes, 18 de marzo de 2024

La cena

Mi primera prioridad siempre es la de volver a casa. Después del arduo día de trabajo, no puedo esperar para apoyar mi cuerpo en la más divina creación de Dios, la poderosa cama que todo alivia. Lo malo, lo horroroso, al menos para mí, se precipita en el medio, el intervalo donde debo ser, en efecto, ese ente alimentador del árbol de la vida.

La cocina siempre me pareció el calabozo de la casa. De niña estaba cerrado bajo llave, menos algunos sábados donde mi padre se dedicaba a quemarse y sacudir de risas la sala mientras preparaba sus victoriosas rabas. Ese día se almorzaba en la cocina, primero para que no se enfríen en el tiempo que se demora en llegar al living comedor, segundo porque así mi papá también podía comer entre tanda y tanda sin perder de vista el aceite.

Así, perdida en el cansancio y el recuerdo, la distracción de mi hijo contándome las hazañas de su día, el gato arañando al otro lado de la puerta pidiendo su alimento, la pasta se desparramó sobre la mesada. Mi primera reacción incorporada desde que los indígenas dominaban la tierra fue juntar los fideos de vuelta a la sartén. Pero ¿ahora qué hago? ¿Lo sirvo igual? No, no podría con el asco, porque soy así, por más detalladamente limpio que dejo todo, no puedo con mi ego y no podría comer sin sentir el estómago dando vueltas como barco perdido en naufragio. Lo mejor será que lo coma mi marido con mi hijo. ¿Puedo dejar que mi pequeño coma eso? ¿Y si se enferma, y si se intoxica? Si tengo que perder mi día de trabajo por tenerlo enfermo… simplemente no me puedo tomar el día, menos estas fechas tan activas y…

Mejor que no coma. ¿Cómo se lo impido? Ya sé. Le pondré algo extra que no le gusta como champiñones, así solo mi esposo lo come. Le daré a mi pobre niño lo que sobró de la cena de ayer, de paso hago espacio en la heladera. 

Entonces solo comerá mi marido. ¿No se verá algo raro? Me imagino que tendré que inventar alguna razón de que hice todo esto para él. Total nunca recuerda en que día del calendario está ni que fechas relevantes hay, incluso el cumpleaños de su madre se escapa de su cabecita, pero yo lo quiero así.

¿Y si se llena y sobra? Esto es para varias personas, no tendría que haber hecho el paquete completo, encima ya con la salsa de hongos se hizo más pesada la sartén. En cualquier momento llega del trabajo y ya escucho el sonido de mensaje en mi celular.

—Amor, tengo ganas de cenar pizza, ;) y compré un par en el camino a casa. Te amo.-

Solo espero que al perro del vecino le guste su cena gourmet: fideos con salsa de champiñones y pate para gato. 

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