lunes, 21 de enero de 2019

Romancero

Perdido el tiempo, intuí que era necesario conversar.
Estaba tan callado el aire que no supe por donde comenzar el dialogo y solo te sonreí.
Una mueca forzada salió de tus labios en modo de respuesta. Era lo justo, no quedaba mucho plazo para que el mundo finalmente se destruyera. La catástrofe surgiría en cualquier minuto y sé que jamás diría mis ultimas intenciones de amor, de que provoque el fin del mundo solo para conseguir el regalo perfecto que ayudara a confesar mi amor.
Ningún otro loco científico modificaría el ADN de las flores para que canten una melodía y conflictuaría el ecosistema, dejándonos estos últimos momentos de oxígeno que finalmente desperdiciaría intentando cortar el aire con palabras que yacen en el suspiro de un enamorado.

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