lunes, 11 de agosto de 2025

El desayuno en silencio y yo pidiendo migajas de amor. Es que no estan hechos el uno para el otro, me dijo la psicóloga. Si lo conociera. La cara que pone cuando intento decir algo que suene siquiera a un adiós. 
Lo pensé tantas veces.. hay tanto amor en su mirada. Si lo conociera se enamoraría de él, como yo, se enamoraría.
No es que su apariencia lo sea todo. Es su sonrisa de costado, al despertar en la cama. Su respiración como ronroneo cuando la ciudad está en calma.
 Me miró al espejo y sé que me abandono y dejo perfumado, una parte de mí, en la habitación como la guitarra en el rincón.
Ojalá pudiera anotar en tu libreta azul otra dirección, decir que mis calles y las tuyas ya no se cruzan.
Me miras con esos ojos grandes y expectantes. Si te tuviera que poner una correa, diría que sería de gato. Con un cascabel que sonara como tu presencia al otro lado de la puerta.
Luchó tanto con pensar en que nos depará cuando nos separemos.
Que será de los dos cuando pueda hablarte.
Estoy de vuelta nombrando lo que no debo. Eso diría la psicóloga. Insiste que salga y yo salgo, de noche a un bar.
Otra noche, otro local. El anuncio en la puerta me llevo a entrar. Una noche de karaoke.

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