miércoles, 27 de marzo de 2024
Borges es Dios
lunes, 25 de marzo de 2024
Una vez más
-Carolina, hablemos por favor...- dijo sacudida por los nervios.
- No hay nada que hablar, mamá.
-No me dejes así, no fue mi intención dejarte así.
- ¿Te referís sola y en la calle? - entre lágrimas cada vez más grandes y a la vista de todos.
Carolina aligera los pasos hasta el punto de correr. Consumida por la vergüenza, desaparece en la estación del subte. No era la primera vez que peleaba así, pero sí la última.
Dentro del subte, toma un asiento vacío y el espejo de su mochila. Se limpia el maquillaje corrido, se quita la peluca y respira profundo. Cierra los ojos con alivio. Vuelve a ser ella, vuelve a ser Soledad. Toma el celular y ve la foto de ella junto a Carolina. Mira la hora y oprime en el pecho tantas cosas. El calendario pasa, pero no pierde esperanza. Los años de terapia de su madre llegarán a su fin, y ese día dejará de vestirse como Carolina, su padre no la llamará más pidiendo seguir el engaño. Porque repetir una y otra vez el día que su hermana se tiró a la vía era agotador.
lunes, 18 de marzo de 2024
La cena
Mi primera prioridad siempre es la de volver a casa. Después del arduo día de trabajo, no puedo esperar para apoyar mi cuerpo en la más divina creación de Dios, la poderosa cama que todo alivia. Lo malo, lo horroroso, al menos para mí, se precipita en el medio, el intervalo donde debo ser, en efecto, ese ente alimentador del árbol de la vida.
La cocina siempre me pareció el calabozo de la casa. De niña estaba cerrado bajo llave, menos algunos sábados donde mi padre se dedicaba a quemarse y sacudir de risas la sala mientras preparaba sus victoriosas rabas. Ese día se almorzaba en la cocina, primero para que no se enfríen en el tiempo que se demora en llegar al living comedor, segundo porque así mi papá también podía comer entre tanda y tanda sin perder de vista el aceite.
Así, perdida en el cansancio y el recuerdo, la distracción de mi hijo contándome las hazañas de su día, el gato arañando al otro lado de la puerta pidiendo su alimento, la pasta se desparramó sobre la mesada. Mi primera reacción incorporada desde que los indígenas dominaban la tierra fue juntar los fideos de vuelta a la sartén. Pero ¿ahora qué hago? ¿Lo sirvo igual? No, no podría con el asco, porque soy así, por más detalladamente limpio que dejo todo, no puedo con mi ego y no podría comer sin sentir el estómago dando vueltas como barco perdido en naufragio. Lo mejor será que lo coma mi marido con mi hijo. ¿Puedo dejar que mi pequeño coma eso? ¿Y si se enferma, y si se intoxica? Si tengo que perder mi día de trabajo por tenerlo enfermo… simplemente no me puedo tomar el día, menos estas fechas tan activas y…
Mejor que no coma. ¿Cómo se lo impido? Ya sé. Le pondré algo extra que no le gusta como champiñones, así solo mi esposo lo come. Le daré a mi pobre niño lo que sobró de la cena de ayer, de paso hago espacio en la heladera.
Entonces solo comerá mi marido. ¿No se verá algo raro? Me imagino que tendré que inventar alguna razón de que hice todo esto para él. Total nunca recuerda en que día del calendario está ni que fechas relevantes hay, incluso el cumpleaños de su madre se escapa de su cabecita, pero yo lo quiero así.
¿Y si se llena y sobra? Esto es para varias personas, no tendría que haber hecho el paquete completo, encima ya con la salsa de hongos se hizo más pesada la sartén. En cualquier momento llega del trabajo y ya escucho el sonido de mensaje en mi celular.
—Amor, tengo ganas de cenar pizza, ;) y compré un par en el camino a casa. Te amo.-
Solo espero que al perro del vecino le guste su cena gourmet: fideos con salsa de champiñones y pate para gato.
viernes, 15 de marzo de 2024
Evacuando (Soltando)
jueves, 25 de enero de 2024
Script girl de Xurxo Melchor
21 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.s
Me encantaban los cómics de Superlópez. Ese Superman hispano chapuza y cutre que en lugar de volar sobre la Gran Manzana lo hacía sobre El Masnou y Barcelona. Entre mis historias preferidas están sin duda El señor de los chupetes y La gran superproducción. Leyendo esta última fue la primera vez que vi un cargo cuyo significado estuvo muchos años dándome vueltas en la cabeza. La script girl. En el tebeo, la chica a la que le habían dicho que se encargaría de esa función no paraba de preguntarse qué demonios es una script girl. Y como en el cómic no lo aclaraban yo estuve muchos años haciéndome la misma pregunta. Tiempo después supe que es la que se ocupa de que la historia que se rueda tenga coherencia. Porque las películas o las series se ruedan de manera desordenada. Escena a escena. Y alguien tiene que velar porque a los personajes no les cambie la ropa que llevan, el peinado o tengan un botón de la camisa abrochado que antes estaba abierto. Una amiga de una amiga es script girl. Y hablando con ella de su trabajo empecé a pensar que la vida es también como una película o una serie. También se rueda de forma desordenada. Y a todos nos haría falta una script girl que le diese coherencia a nuestra existencia. Que nos recordase cada día, cada instante, que habíamos decidido no hacer tal cosa o tal otra. Que levantase la voz cada vez que volviésemos la vista atrás y nos entrasen ganas de desandar todo el camino. De caer por el mismo barranco. Lo he decidido. Quiero una script girl en mi vida.
Fuente: lavozdegalicia.es/noticia/arousa/2011/04/21/script-girl/0003_201104A21C12992.htm